"Ernesto Flores, entre lo prehispanico y lo moderno" nota de El Informador sobre la expo. de Ernesto Flores en Madrid

Ernesto Flores, entre lo prehispánico y lo moderno


CULTURA| EXPOSICIÓN “TRASLACIONES Y TRANSFIGURACIONES” EN MADRID
El artista tapatío exhibe en la capital española 22 obras realizadas en varias técnicas como serigrafía, esgrafiado y óleo sobre amate

Por: EFE


Residente en Madrid desde hace una década y varios años más exponiendo su obra a caballo entre México y el continente europeo, este creador nacido en Guadalajara en 1955 sorprende ahora a los visitantes de la Casa de América en la capital española con una obra personal y figurativa impregnada de transfiguraciones y sincretismos, fragmentos de una unidad. Sus cuadros, como el propio Flores hace notar, “están influenciados por el modernismo y la prehispanidad”.

La relación que Flores ha mantenido con los huicholes desde que contaba con 20 años de edad, “conviviendo con ellos, compartiendo sus ceremonias y su sabiduría”, queda plasmada en la piezas de Traslaciones y transfiguraciones. “Ahí se ve la influencia prehispánica que yo, como mestizo, he tenido, pero también de la modernidad, de lo que tenemos ahora”, dice.

Cuenta el escritor y crítico de arte José María Parreño que “las cosas que hace Flores son antiguas y nuevas a la vez, pasadas de moda. Sobre amate, las cortezas en que se pintaron las crónicas precolombinas latinoamericanas, con acrílico y una figuración prima del cómic. Pintura sin estilo, como la de Altamira. Surgidas de intenciones más parecidas a las de quienes pintaron los bisontes que a las de ‘joven artista’ de este fin de siglo”.

Voz interior

Su experiencia en España se ve reflejada también en su obra, aunque en este caso no se trata de una influencia recibida de manera consciente. “Yo intento oír mi voz interior en primer lugar, pero claro, al estar en un ambiente determinado, es algo que se va a notar en lo que uno va a producir. Si yo vivo en México, como nopales y cacahuates, y bebo tequila, pues eso se va a notar en mi trabajo, igual que se va a notar si estoy en España y bebo vino. Eso es natural, pero lo que no intento es incorporarme a las corrientes modernas. Yo intento escuchar mi voz interior y dejar que salga lo que tenga que salir”, señala Flores.

La separación del país de origen y su añoranza es otro tema abordado por el artista tapatío en la muestra que acoge la Casa de América en Madrid, mediante la inclusión de su imagen en varias piezas para dejar constancia de su nacionalidad mexicana. “Como estoy fuera de México, el desarraigo y todo esto te hacen vivir y sentir de una manera distante tu origen. Por eso, la presencia de algunos retratos míos en varios cuadros es una manifestación que salió en este momento, después de 10 años que llevo viviendo en España”, explica.

Sin pretensiones

La intención de Ernesto Flores con su exposición Traslaciones y transfiguraciones no es transmitir un mensaje particular. “No tengo ninguna pretensión respecto a eso -afirma-. Lo que me interesa al exponer en lugares como la Casa de América es que hay más gente que ve mi obra y que cada persona va a interpretar las imágenes a su manera. Es el lado bueno que tiene el arte. No tengo ninguna intención específica de que la gente se lleve alguna idea, pero a mí sí me enriquecerán las ideas que cada uno capte”.

Además de pintar, dibujar y hacer grabado, Flores también talla madera y modela piezas donde las apariencias juegan capciosamente como formas sin principio ni fin, todas hilvanadas o hacinadas. Cada obra es una paradoja cuyo significado pretende descifrar y compartir.

Terminó la carrera de Pintura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en 1975, aunque “siendo casi niño ya dibujaba y pintaba con pasmosa facilidad, por lo que fue alumno destacado”, señala Sofía Rosales, miembro del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Recuerda que “desde entonces sentía gran atracción por los huicholes, con los que buscaba infructuosamente dialogar cuando los encontraba en la calle” y cuenta como anécdota que “más tarde llegó a elaborarse un traje similar al de ellos, bordándolo él mismo; ése era su atuendo diario”.

En el análisis de la evolución que ha experimentado la pintura de Flores a lo largo de 35 años de exitosa trayectoria profesional, el artista puntualiza que “más bien es la manera en que se van presentando estas ideas que son persistentes y continuas. Cada cuadro que hago es como la culminación de todo lo anterior que he hecho y es el principio de lo que viene, un estudio de lo siguiente. Entonces, todas las preocupaciones iniciales que tenía hace más de 30 años cuando empecé a trabajar son las mismas, pero van evolucionando en cuanto a la manera de expresarlas”.
 
“Cada cuadro que hago es como la culminación de todo lo anterior que he hecho y es el principio de lo que viene”

Ernesto Flores, pintor.
 
Dilatada trayectoria

Ernesto Flores nació  en la capital jalisciense en 1955. En 1975 trabajó como maestro de Artes Plásticas en el Ayuntamiento tapatío y un año después formó parte de la plantilla de restauradores del Museo Regional de Guadalajara.

Desde 1981, una larga trayectoria de exposiciones individuales avalan la calidad de la obra de este artista. Conocidos espacios de Guadalajara como el Exconvento del Carmen, la Casa de la Palabra y las Imágenes de la UdeG y las galerías de Arte Moderno, Ruiz Rojo y Ajolote, además de otros espacios de San Miguel Allende (Guanajuato), Puerto Vallarta (Jalisco), Los Ángeles (Estados Unidos), Queaux y Poitiers (Francia), Madrid, Barcelona y Toledo (España) son testigos del buen hacer artístico de Flores.

Dentro de su obra mural destacan Mundo Medio y Nuestra Señora del Peyote, en el restaurante La Panza es Primero, en Madrid; Nakawe, en la comunidad huichola de San Gertrudis, Jalisco; Músicos Mayas, en el Conservatorio Musical de Occidente, Jalisco; y La Ciencia, en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Guadalajara.

Su obra forma parte de la Colección Permanente del Museo de las Artes (Musa) de la UdeG y ha sido reconocida con prestigiosos galardones como el Premio Cuitzmala organizado por el Departamento de Bellas Artes del Instituto Cultural Cabañas (1988) y el primer y segundo lugar en el apartado de pintura del Salón de Octubre (1990). 

TEMAS

Comentarios